miércoles, 27 de junio de 2007

Manejar en Santo Domingo


Si tienes los nervios de acero, si te sabes todas las malaspalabras conocidas e inventadas, si no te importa dejar tu vehículo en mitad de la calle a las doce del día, si estas dispuesto a peliar cada vez que algún vehículo choque con el tuyo, si no te da pena pisar a un motorista, si se te aguan los ojos cada vez que cae un aguacero. Si todas tus respuestas son afirmativas, te invito a que vivas la inolvidable experiencia de manejar en Santo Domingo.
No es tan difícil. Sólo tienes que cuidarte de los carros públicos, guaguas, camiones, motoristas, pasoleros, agentes de la Amet, policías, Omsas, hoyos, calles sin señales, semáforos sin luz, etc.
Siempre tener pendiente de nunca pasar tu semáforo en verde, porque si lo haces, vendrá un hijo de p.... y se irá en rojo y te estropeará tu carro. Cuando te estacionas en una calle, debes dejar tu carro bien cerca del contén porque sino correrás el riesgo de encontrarlo sin retrovisor. Si llueve procura no salir a la calle, al menos que tu carro sea modelo anfibio, y pueda pasar la laguna de la Núñez sin apagarse.
Nunca manejes detrás de un carro público y si vas a doblar siempre marca tus direccionales, claro también saca el brazo para ver si así alguien se digna en dejarte doblar.
Si te encuentras en un tapón, no de desesperes, usa tu celular y cancela todos tus citas pendientes, porque como nadie cederá el paso, es probable que te tome de dos a tres horas salir de ahí.
Debes aprender a esquivar a los limpiadores de vidrio, a los vendedores de aguacate y mango, a los inválidos, a los que piden para causas benéficas o cualquier otro individuo que te interrumpa el paso.
Se amable con los agentes de tránsito, porque en caso contrario te la pondrán en china y hasta te llamarán al cuco (la grúa) para así arruinarte el día.
Después de una semana en estas circunstancias, no te dará miedo si algún amigo te invita a pasar unas vacaciones en Irak.

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