miércoles, 2 de mayo de 2007

El metro de la discordia...


A través de los años, las grandes obras siempre traen con ellas grandes conflictos. Así paso con la construcción del centro olímpico, la avenida 27 de febrero, los túneles y elevados, las obras deportivas que se construyeron en el Parque del Este y ahora le toca al turno al Metro de Santo Domingo.
Y la verdad no entiendo porqué tanta oposición a este megaproyecto que va encaminado a resolver el problema de transporte de muchos residentes en la ciudad de Santo Domingo y el Distrito Nacional. Sus túneles ayudarán al tan poco eficiente drenaje pluvial de esta metrópolis, como todos los beneficios colaterales que se desprenden de tan ambiocioso sueño de nuestro glorioso gobierno.
Tan sólo porque el metro se está consumiendo, en esta fase, más presupuesto que las tres secretarias de Estado más importantes, dígase, Educación, Obras Públicas y Salud, vienen gente a oponerse.
Porque se han tomado varios prestamos, contraviniendo los lineamientos del Fondo Monetario Internacional, para invertirlos en tan lujosa obra, encuentras un grupo de periodistas en contra.
Porque no se sabe a ciencia cierta, si los estudios de suelo e impacto ambiental fueron realizados, y si se realizaron, que resultados dieron, en ese momento aparecen un grupo de malos dominicanos que comienzan a quejarse.
Solamente porque no se justifica una inversión tan grande para resolver el problema de unos pocos, ya queremos crucificar a Diandino Peña.
A mi entender la mayoría de estas posiciones tan radicales tienen explicación si nos retrotraemos al discurso del presidente Leonel Fernández en febrero pasado, cuando advirtió que en el metro no se permitirá comer chicharrones.
Tan ridícula es la frase... como tan ridícula es la obra...

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